La búsqueda de Dios en la poesía


De entre todos los géneros literarios, el que con más frecuencia y hondura reflexiona sobre el sentido de la vida y el misterio de la existencia es la poesía. Y es que la poesía parece ser la forma más apropiada para la expresión de los sentimientos más profundos.

Dada la abundancia de poetas que abordan el tema religioso, nos centramos solo en algunos poetas españoles pertenecientes al siglo XX.

Actividades:
1) Leer la información 
2) Contestar las preguntas del final



Los poetas y Dios

El tema de Dios está constantemente presente en la poesía española del siglo XX; unas veces para afirmarlo, otras, para preguntarse por él, otras para negarlo.

A Dios cantaron, preguntaron, se quejaron los grandes poetas del primer tercio de siglo: Miguel de Unamuno, Antonio Machado, León Felipe y Juan Ramón Jiménez, para quien "lo poético es profundamente religioso".


Entre los poetas de la Generación del 27 destacan por su poesía religiosa Dámaso Alonso, quien en Hijos de la ira pide ayuda a Dios para el duro caminar por la existencia y en Hombre y Dios se queja de que el mundo le impide contemplar al Creador. Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Alberti y Cernuda, entre otros poetas de esta generación, también escribieron algunos poemas religiosos. Pero cuando la poesía del siglo XX se ha vestido de mayor religiosidad ha sido con los poetas de la posguerra, la llamada Generación del 36, y los poetas de los años cincuenta pertenecientes a la corriente existencial:

-Carlos Bousoño es el poeta de la búsqueda; primero desde la fe, después desde la increencia.
-Leon Felipe, Leopoldo Panero, Luis Rosales, José María Valverde, Blas de Otero, José Hierro o José García Nieto quien en su poesía habla continuamente con Dios, en muchas ocasiones, desde el dolor de la existencia. 


Lo que Vos queráis, Señor


«Lo que Vos queráis, Señor,

Si queréis que, entre las rosas, ría,
hacia los matinales resplandores de la aurora:
sea lo que Vos queráis.




»Si queréis que, entre los cardos sangre,
hacia las insondables sombras de la noche eterna:
sea lo que Vos queráis.

»Gracias si queréis que mire:
gracias si queréis cegarme...,
gracias por todo y por nada.
Lo que Vos queráis, Señor.»
sea lo que Vos queráis.

Juan Ramón Jiménez

Yo te veo, Señor, con un hierro encendido
Quemándome la carne hasta los huesos.
Sigue, Señor, que de este hierro
han salido
mis alas y mi verso

León Felipe

Señor, ya me arrancaste
lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi 
corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, señor,
contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi 
corazón y el mar.

Antonio Machado

Los poetas de la Generación del 27 siguieron escribiendo después de la guerra civil y su poesía se mezclo con la de generaciones posteriores. Un ejemplo es Gerardo Diego (Santander 1896-1987), representa quizá la poesía más experimental de la Generación del 27. El amor humano y el amor divino constituyen un tema nuclear de su creación.

         Creer

Porque Señor, yo te he visto 
y quiero volverte a ver,
quiero creer.

Te vi, sí, cuando era niño
y en el agua me bauticé,
y limpio de culpa vieja,
sin velos te pude ver,
     quiero creer.

Devuélveme aquellas puras
transparencias de aire fiel,
devuélveme aquellas niñas
de aquellos ojos de ayer,
     quiero creer.

Limpia mis ojos cansados
deslumbrados del cimbel,
lastra de plomo mis párpados
y oscurécemelos bien,
     quiero creer.

Ya todo es sombra y olvido
y abandono de mi ser.
Ponme la venda en los ojos.
Ponme tus manos también,
     quiero creer.

Tú que pusiste en las flores
rocío, y debajo miel,
filtra en mis secas pupilas
dos gotas frescas de fe,
     quiero creer.

Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ver,
creo en Ti, y quiero creer

Gerardo Diego



Blas de Otero (Bilbao 1916-1979) es una de las voces de mayor hondura de los años de la posguerra. 

Tú, que hieres

Arrebatadamente te persigo.
Arrebatadamente, desgarrando
mi soledad mortal, te voy llamando
a golpes de silencio. Ven, te digo

como un muerto furioso. Ven. Conmigo
has de morir. Conmigo estoy creando
mi eternidad. (De qué. De quién.) De cuando
arrebatadamente esté contigo.

Y sigo, muerto, en pie. Pero te llamo
a golpes de agonía. Ven. No quieres.
Y sigo, muerto, en pie. Pero te amo

a besos de ansiedad y de agonía.
No quieres. Tú, que vives. Tú, que hieres
arrebatadamente el ansia mía.

Blas de Otero

García Nieto (Oviedo, 1914-2001). Su poesía revela la angustia del ser humano atenazado por la duda, pero  iluminado por una voz que adivina. De su obra dice: "Toda mi poesía es religiosa"

Guardaespaldas, Señor

Guardaespaldas, Señor, siervo, grandeza
en las tinieblas. Ciego voy. ¿A dónde?
Sólo sé que me sigues y se esconde
tu paso que era guía y ligereza.

Dime que estás. He vuelto la cabeza
y no te veo aún, por más que ahonde 
mis ojos en lo oscuro. No responde
mi torpe laberinto a tu llaneza.

Te vas a herir el pie con que caminas,
y el hombro cuando roces las esquinas
del arrabal y el muro destruido.

Pero, empecemos. Vete Tú delante.
La puerta está tan cerca, y tan distante.
Señor, quiere seguirte el perseguido.

García Nieto

Preguntas:

1) Explica la frase de Juan Ramón Jiménez: Lo poético es profundamente religioso.

2) Relee el poema de Gerardo Diego "Creer". ¿Habla de un deseo o algo conseguido? ¿Es la fe una tensión, una búsqueda? ¿Por qué habla de la infancia al comienzo?

3) Blas de Otero habla en su poema de una persecución y la última estrofa del poema de Garcia Nieto dice "Señor, quiere seguirte el perseguido". En un caso es el hombre el que parece que persigue y en el otro, el segundo, es el hombre el perseguido.
¿A qué piensas se están refiriendo? ¿Qué reflexión te sugiere?










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