La Iglesia, ayer y hoy

1. ¿CUÁL FUE EL ORIGEN DE LA IGLESIA Y LA VIDA DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS?

¿Qué fuentes de información tenemos sobre la vida de la primitiva iglesia? ¿Dónde encontrar la partida de nacimiento de la Iglesia? ¿Qué nos aporta la primera crónica o reportaje de la vida la iglesia? ¿Cómo fue al principio la iglesia?

a) EL LIBRO DE LOS HECHOS


La información sobre la vida de la primitiva iglesia nos llega, sobre todo, a través de las cartas de san Pablo y los Hechos de los Apóstoles. De estas dos fuentes de información, la que más datos directos aporta es el libro de los Hechos de los Apóstoles, que podríamos decir es la segunda parte del evangelio de Lucas. El título no corresponde exactamente con su contenido pues de los doce apóstoles solo Pedro desempeña un papel importante, mientras Pablo se convierte después en protagonista. El libro no pretende ser una historia completa sino narrar los acontecimientos más importantes respecto a la expansión del evangelio y especialmente de la gran decisión de anunciarlo a los paganos. 
La fecha de composición suele colocarse unos diez años después de al del evangelio, es decir, entre el 80 y 90 d. C.
El autor pretende educar y animar la fe de los creyentes. La estructura y contenido del libro nos lleva a comprender que primero se predicó la buena nueva a los judíos, y solo después de que éstos la rechazaran, se anunció a los paganos. Los Hechos narran la aventura de la Palabra de Jesús que partiendo de Jerusalén se extiende hasta Roma, capital del imperio.

Las dos partes de libro están en relación con sus protagonistas.
Pedro (ocupa la primera parte: cap. 1-12).
Pablo (la segunda: 13-28).



b) PENTECOSTÉS. NACE LA IGLESIA

Leemos en primer lugar el siguiente texto:

Al llegar el día de pentecostés estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. 
(Hch 2, 1-4).

Algo acontece en aquel grupo incipiente de la iglesia. El cronista nos habla de las señales exteriores de esta manifestación de Dios o teofanía.

(Comentamos: Dios se manifiesta por medio de señales, auditivas, visuales; ¿Qué interpretación o significado das a esta doble señal).

Lo que ocurre había sido anunciado y prometido. Lucas lo recuerda. (Se puede comparar por lo de las lenguas el pasaje de la Torre de Babel (Gn 11, 1-9) y el de Pentecostés (Hch 2, 5-16).




c) RASGOS IMPORTANTES EN LA VIDA DE LA IGLESIA PRIMITIVA; PREDICACIÓN, MINISTERIOS Y CARISMAS.

Pentecostés, con la fuerza del Espíritu, transmite a aquel primer núcleo de la iglesia valentía y libertad para proclamar la Palabra. La comunidad cristiana crece en torno a los apóstoles. Estos dan testimonio de Jesús, y a sus palabras les acompañan signos y prodigios (Hch cuenta como Pedro y Juan realizan la curación de un tullido -Hch 3, 1-10-, Pedro pronuncia discursos ante las autoridades -Hch 4, 8-12-, etc...

Los apóstoles se consideran testigos. Esa es su misión. Los discursos que nos transmite Lucas tienen gran valor pues son un resumen de lo que creían y transmitían. Además nos aportan datos sobre la vida de la primera comunidad cristiana:

-Se nutrían de la Palabra de dios y de la Eucaristía.
-De la Palabra, la Eucaristía y la oración compartida sacaban fuerza hasta el punto de que la comunión de los creyentes no era solo espiritual sino también material. 
-Poseían todo en común y lo distribuían según la necesidad de cada cual.

En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucha eficacia; todos ellos eran muy bien mirados, porque entre ellos ninguno pasaba necesidad, ya que los que poseían tierras o casas las vendían, llevaban el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. 
Hch 4, 32-35.



2 ¿CUÁL ES EL MISTERIO Y LA MISIÓN DE LA IGLESIA SEGÚN EL VATICANO II?

 a) ACERCAMIENTO

Como nota aclaratoria diremos que misterio no significa aquí solo una verdad inaccesible a la razón humana, sino más bien el plan de salvación del Padre revelado en Cristo, y que se ofrece a todos los hombres con signos sensibles.

El concilio Vaticano II intenta desvelar lo que es la iglesia con imágenes tomadas de la vida pastoral, la agricultura, etc...
Ejemplo:

La iglesia es un redil, cuya única y obligada puerta es Cristo. Es también una grey, de la cual Dios anunció que sería el mismo pastor. 
La iglesia es la agricultura o campo de Dios... El labrador la plantó como viña elegida... La vid es Cristo que comunica la vida y la fecundidad a los sarmientos...
Se llama también a la iglesia edificación de Dios. El Señor comparó a una piedra  que rechazaron los que edificaban, pero que fue puesta como piedra angular. Sobre aquel fundamento levantan los apóstoles la Iglesia.

Lumen Gentium 6.



b) LA IGLESIA PUEBLO DE DIOS

Es una categoría central en el Vaticano II.

Quiso Dios santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados entre sí, sino constituyendo un pueblo que le conociera en verdad y le sirviera santamente. Eligió como pueblo suyo al pueblo de Israel... Pero todo esto se realizó como preparación y símbolo del pacto nuevo y perfecto que había de efectuarse en Cristo...
Cristo estableció este nuevo pacto... convocando un pueblo nuevo de entre los judíos y los gentiles que constituyera una unidad no según la carne, sino el espíritu, y fuese nuevo pueblo de Dios... La manera de ser de este pueblo es de dignidad y la libertad de los hijos de Dios... Su ley es el mandato nuevo de amar como el mismo Cristo nos amó. Su meta... es la dilatación progresiva del reino de Dios.



Lumen Gentium 9.






c) La misión de la iglesia, ayer y hoy




La iglesia primitiva tenía sus expresiones para decir lo que era su misión. ¿Cómo se expresa la iglesia en el Vaticano II sobre este punto? ¿Cómo se concreta la misión de la iglesia?


Pablo VI defendió el humanismo del concilio Vaticano II. Y aun afirmó que toda su riqueza doctrinal se vuelca en una única dirección: servir al hombre...
Juan Pablo II, desde su primera encíclica ha ratificado que el camino de la iglesia pasa por el camino del hombre...
Sin embargo, ha sido siempre -y continúa siéndolo en la actualidad- ese servicio al hombre el que produce las dimensiones y los conflictos... Antes decíamos comúnmente que la misión de la Iglesia era salvar las almas. Restringíamos su misión a lo estrictamente religioso, introduciendo un dualismo...
Ahora se insiste con fuerza extraordinaria en la salvación del hombre total: alma y cuerpo, y enel inicio de esa salvación en este mundo...
Revista Vida Nueva, 1516, 15-II-86, pag. 9




ANEXO

EL PACTO DE LAS CATACUMBAS:

Pacto firmado el 16 de Noviembre de 1965 por 39 obispos en las catacumbas de Santa Domitila en la fase final del concilio Vaticano II.

Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano II, conscientes de las deficiencias de nuestra vida de pobreza según el evangelio; motivados los unos por los otros, en una iniciativa en que cada uno de nosotros quisiera evitar la excepcionalidad y la presunción; unidos a todos nuestros hermanos de episcopado; contando sobre todo con la gracia y la fuerza de Nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y de los sacerdotes de nuestras respectivas diócesis; poniéndonos con el pensamiento y la oración ante la Trinidad, ante la Iglesia de Cristo y ante los sacerdotes y los fieles de nuestras diócesis, con humildad y con conciencia de nuestra flaqueza, pero también con toda la determinación y toda la fuerza que Dios nos quiere dar como gracia suya, nos comprometemos a lo siguiente:



1) Procuraremos vivir según el modo ordinario de nuestra población, en lo que concierne a casa, alimentación, medios de locomoción y a todo lo que de ahí se sigue.

2) Renunciamos para siempre a la apariencia y a la realidad de la riqueza, especialmente en el vestir (tejidos ricos, colores llamativos, insignias de material precioso). Esos signos deben ser ciertamente evangélicos: ni oro ni plata.

3) No poseeremos inmuebles ni muebles, ni cuenta bancaria, etc. a nuestro nombre; y si fuera necesario tenerlos, pondremos todo a nombre de la diócesis, o de las obras sociales caritativas.

4) Siempre que sea posible confiaremos la gestión financiera y material de nuestra diócesis a una comisión de laicos competentes y conscientes de su papel apostólico, en la perspectiva de ser menos administradores que pastores y apóstoles.

5) Rechazamos ser llamados, oralmente o por escrito, con nombres y títulos que signifiquen grandeza y poder (Eminencia, Excelencia, Monseñor...). Preferimos ser llamados con el nombre evangélico de Padre.

6) En nuestro comportamiento y en nuestras relaciones sociales evitaremos todo aquello que pueda parecer concesión de privilegios, prioridades o cualquier preferencia a los ricos y a los poderosos (ej: banquetes ofrecidos o aceptados, clases en los servicios religiosos).

7) Del mismo modo, evitaremos incentivar o lisonjear la vanidad de quien sea, con vistas a recompensar o a solicitar dádivas, o por cualquier otra razón. Invitaremos a nuestros fieles a considerar sus dádivas como una participación normal en el culto, en el apostolado y en la acción social.

8) Daremos todo lo que sea necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios, etc. al servicio apostólico y pastoral de las personas y grupos trabajadores y económicamente débiles y subdesarrollados, sin que eso perjudique a otras personas y grupos de la diócesis. Apoyaremos a los laicos, religiosos, diáconos o sacerdotes que el Señor llama a evangelizar a los pobres y los trabajadores compartiendo la vida y el trabajo.

9) Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad, y de sus relaciones mutuas, procuraremos transformar las obras de “beneficencia” en obras sociales basadas en la caridad y en la justicia, que tengan en cuenta a todos y a todas, como un humilde servicio a los organismos públicos competentes.

10) Haremos todo lo posible para que los responsables de nuestro gobierno y de nuestros servicios públicos decidan y pongan en práctica las leyes, las estructuras y las instituciones sociales necesarias a la justicia, a la igualdad y al desarrollo armónico y total de todo el hombre en todos los hombres, y, así, al advenimiento de otro orden social, nuevo, digno de los hijos del hombre y de los hijos de Dios.

11) Porque la colegialidad de los obispos encuentra su más plena realización evangélica en el servicio en común a las mayorías en estado de miseria física cultural y moral ―dos tercios de la humanidad― nos comprometemos a:

-participar, conforme a nuestros medios, en las inversiones urgentes de los episcopados de las naciones pobres;
-pedir juntos a nivel de los organismos internacionales, dando siempre testimonio del evangelio como lo hizo el Papa Pablo VI en las Naciones Unidas, la adopción de estructuras económicas y culturales que no fabriquen más naciones pobres en un mundo cada vez más rico, sino que permitan a las mayorías pobres salir de su miseria.

12) Nos comprometemos a compartir nuestra vida, en caridad pastoral, con nuestros hermanos en Cristo, sacerdotes, religiosos y laicos, para que nuestro ministerio constituya un verdadero servicio; así:
-nos esforzaremos para “revisar nuestra vida” con ellos;
-buscaremos colaboradores que sean más animadores según el Espíritu que jefes según el mundo;
-procuraremos hacernos lo más humanamente presentes y ser acogedores;
-nos mostraremos abiertos a todos, sea cual sea su religión.

13) Cuando volvamos a nuestras diócesis, daremos a conocer a nuestros diocesanos nuestra resolución, rogándoles nos ayuden con su comprensión, su colaboración y sus oraciones.

Que Dios nos ayude a ser fieles.

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