La iglesia en el imperio romano, Edicto de Milán



En el presente tema nos acercamos a una nueva etapa en la historia de la Iglesia. Lo que define este nuevo período es la nueva relación entre los cristianos y el Estado, es decir entre la Iglesia y el Imperio Romano. 

Cronológicamente nos referimos al siglo IV. Hasta esta fecha la relación había sido conflictiva. Desde el 313 se produce una transformación decisiva: los Emperadores se muestran tolerantes e incluso, finalmente, el cristianismo pasa a ser la religión oficial del Imperio. ¿Cómo explicar este cambio de postura de parte del Estado hacia la Iglesia? ¿Qué hizo posible esta situación tan novedosa? ¿Qué consecuencias supuso esto para la vida de la Iglesia? ¿Cómo reaccionaron los cristianos ante este hecho?. Este tema trata de responder estas y otras cuestiones semejantes.



LA TOLERANCIA DE CONSTANTINO

A partir del año 313, la política de los emperadores romanos hacia los cristianos da un giro total: el cristianismo pasa primeramente de ser perseguido a ser tolerado y finalmente se convierte en la religión oficial del Imperio Romano.

Para poder comprender este desconcertante cambio político es necesario ubicarse en el marco general de la crisis que vive el Imperio Romano en el siglo IV. Diocleciano, al tomar el poder se encuentra con una situación de gran crisis económica del Estado y de incapacidad de poder controlar un territorio tan extenso. 

Por eso optó en el 285 por dividir el inmenso territorio en cuatro partes; "divide y vencerás". Así lograría un mayor control sobre los impuestos a la ciudadanía y una mayor seguridad política. El poder se repartiría entre cuatro emperadores: dos en Oriente (el propio Diocleciano y Galerio) y dos en Occidente) Maximiano y Constancio Cloro. A esa nueva organización política la han denominado los historiadores "la tetrarquía" (de "tetra", que en griego significa cuatro). Incluso en algún momento en vez de cuatro llegaron a existir hasta siete emperadores a la vez. Pero el sistema tetrarcal creó un nuevo conflicto: las disputas territoriales entre los mismos emperadores.

Uno de ellos era Constantino, nació en la antigua Yugoslavia e hijo de Constancio Cloro, un emperador relativamente tolerante hacia los cristianos, y de su madre Elena que era cristiana. Constantino había logrado imponerse poco a poco sobre el resto de los Emperadores, menos Licinio en Oriente. El año 312 se enfrentó en el Puente Milvio, cerca del Tíber (Italia) con Majencio, uno de sus competidores en Occidente. Los escritores cristianos de la época como Eusebio y Lactancio explicarían esa victoria como una intervención milagrosa de Dios a favor de Constantino: según la leyenda, Constantino habría visto en el cielo una cruz luminosa mientras escuchaba unas misteriosas palabras "Con este signo vencerás". Convertido al cristianismo, hizo inscribir en las banderas imperiales este signo y así alcanzó la victoria.

Los historiadores actuales dan poco crédito a esa leyenda. Más bien se inclinan a pensar que el influjo de los cristianos había crecido hasta tal punto, incluso entre la familia imperial, que la única manera de mantener compacto un Imperio en crisis era darle un substrato cultural y religioso que lo mantuviera unido ante la crisis. El cristianismo parecía ser el mejor elemento de unión. En todo caso después de la batalla de Puente Mílvio (312) Constantino apoyó a los cristianos aunque él permaneció como catecúmeno hasta dos meses antes de su muerte que se bautizó.

Con ello, las persecuciones contra los cristianos cesaron en el Imperio Romano de Occidente. En el de Oriente, el Emperador Licinio decretó también la paz religiosa. El año 313 ambos emperadores, Constantino y Licinio se pusieron de acuerdo para una política común con respecto al cristianismo: ello nos consta por una carta de ambos emperadores escrita desde Milán al Gobernador de Bitinia el año 313 y a la que se suele normalmente denominar El Edicto de Milán, el cual unido a medidas posteriores establecía:

1. La libertad religiosa en el Imperio.
2. La devolución a los cristianos de los lugares de culto.
3. El permiso para las reuniones públicas de los cristianos.
4. El reconocimiento de la Iglesia como sujeto capaz de recibir donaciones y legados en propiedad.




EDICTO DE MILÁN 313


Yo, Constantino Augusto, así como yo, Licinio Augusto, reunidos felizmente en Milán para discutir de todos los problemas relativos a la seguridad y al bien público, hemos juzgado que debíamos ante todo regular, entre otras, disposiciones destinadas a asegurar, según nuestro juicio y el bien de la mayoría, como aquellas en las que reposa el respeto a la divinidad, o sea, dar a los cristianos como a todos, la libertad y la posibilidad de seguir la religión que han elegido, para que todo cuanto hay de divino en la celestial morada pueda ser benévolo y propicio a nosotros mismos y a todos cuantos se hallan bajo nuestra autoridad. Por eso hemos creído, con un designio saludable y recto, que había que tomar la decisión de no rehusar esta posibilidad a nadie, de que se adhiera con toda su alma a la religión de los cristianos o a la que crea más conveniente para él, a fin de que la divinidad suprema, a la que rendimos un homenaje espontáneo, pueda atestiguarnos en todo su favor y su benevolencia acostumbrada. Así pues, conviene que sepas que hemos decidido, suprimiendo por completo las restricciones contenidas en los escritos enviados anteriormente a sus oficinas sobre los cristianos, que quedan abolidas esas decisiones que nos parecen totalmente contrarias y extrañas a nuestra mansedumbre, y permitir, en adelante a todos los que esté determinados a observar la religión de los cristianos, sin verse inquietos ni molestados"...

(Lactancio, De morte persecutorum, 48).

1) ¿Por qué es importante el Edicto de Milán?
2) ¿De qué año es el Edicto de Milán?
3) ¿Hubo persecuciones de los cristianos tras el edicto de Milán?
4) ¿Era oficial la religión cristiana en el imperio romano antes del Edicto de Milán?

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