Las parábolas



El término parabola viene del griego y significa comparación y traduce una palabra llamada «mashal» que en hebreo tiene una significación más amplia, pues también significa enigma.

Etimológicamente implica la idea de semejanza, comparación, por lo que vino a designar cualquier escrito que implicase, expresa o tácitamente, comparación. Así se aplicó a los oráculos de Yahveh expresado por medio de imágenes, a los vaticinios de Balaam, incluso a poemas satíricos contra los falsos profetas. El «parabolé» griego, al traducir en los LXX el hebreo «mashal», recoge toda esa variedad de significaciones.


Lo mismo ocurre en los Evangelios. El término no sólo designa lo que nosotros comúnmente designamos como «parábola», sino también «sentencias solemnes» (Mc 7, 17; en el fondo hay comparación), «proverbios» (Lc 4, 23), «normas prácticas de conducta» (Lc 14, 7: les dijo «una parábola»: siguen normas concretas).

En la comparación hay tres elementos: 
1) Aquello que se compara, 
2) Aquello con lo que se compara y... 
3) El punto concreto en que se quiere establecer la comparación. 
En este punto radica el núcleo significativo. Lo demás puede ser puramente ornamental y no hay que buscar en ello una significación peculiar.

Parábola y alegoría

Alegoría es una metáfora continuada en la que el segundo término de la comparación pierde su significado propio para expresar, en sentido figurado, una cosa distinta. 
Ejemplo: La alegoría de la vid y los sarmientos en Jn 15: la vid significa a Cristo, los sarmientos a los cristianos: como los sarmientos no pueden dar fruto si no están unidos a la vid, así los cristianos si no están unidos a Cristo por la gracia santificante.

Diferencias: La parábola es una comparación, las palabras conservan su significado propio y la enseñanza hay que buscarla en el conjunto. 
La alegoría es una metáfora (afirmación tajante), los términos adquieren un sentido figurado y la enseñanza hay que buscarla en los términos en particular. En la práctica se distinguen fácilmente. Mientras que la alegoría se expresa en afirmaciones escuetas, la parábola comienza ordinariamente con un término o expresión comparativa: «El Reino de los cielos es como», «se asemeja a». Esta última responde a la fórmula de las parábolas rabínicas: «Voy a referirte una parábola. ¿A qué compararé esto? Lo compararé a». Dada la semejanza entre ambas fácilmente se entremezclan, de modo que tenemos «parábolas alegorizadas» (la del sembrador, viñadores homicidas), o alegorías parabolizadas (la viña de Is 5, 1ss). Sería mejor llamarlas parábolas mixtas.



Jesús utilizaba su lenguaje plagado de parábolas con diferentes intenciones para sorprender al oyente -y en ocasiones provocar-. Normalmente las parábolas son:

· actualizaciones de la verdad de Dios -una verdad en ocasiones diferente a lo religiosamente admitido en la época-.

· pistas de reflexión 

· ilustraciones de una realidad oculta, que debe ser interpretada.

· enseñanzas moralizadoras,

· compromisos para la vida práctica

· y motivaciones para ser, pensar, vivir y obrar.

Una parte del lenguaje de las parábolas pertenece al mundo de lo sapiencial, es decir: al de la sabiduría de la vida, hecha palabra y modelo. Por ello, no es una norma, costumbre, historia o reporte, sino:


Es decir:

1. Son un lenguaje en imágenes de un contexto de la época que todo el mundo podía entender; un contexto rural, campesino, de cercanía y pertenencia con la naturaleza.

2. Son también una proyección del ser humano, expresando en un lenguaje profundo sus metas y aspiraciones, sus logros y fracasos, sus riquezas y debilidades.

3. Son un vehículo para transmitir una verdad profunda que tiene que ver con el centro de la predicación de Jesús: El reino de Dios.






Listado de parábolas:

Parábolas que solamente aparecen en el Evangelio de Mateo:
El trigo y la cizaña (Mt 13:24-30)
El tesoro escondido (Mt 13:44)
La perla de gran valor (Mt 13:45-46)
La red barredera (Mt 13:47-50)
El siervo inmisericorde (Mt 18:21-35)
Los obreros en la viña (Mt 20:1-16)
Los dos hijos (Mt 21:28-32)
El banquete de bodas (Mt 22:1-14)
Las vírgenes prudentes y las insensatas (Mt 25:1-13)
Los talentos (Mt 25:14-30)

Parábolas que solamente aparecen en el Evangelio de Marcos:
La semilla que crece (Mc 4:26-29)
El portero vigilante (Mc 13:32-37)

Parábolas que solamente aparecen en el Evangelio de Lucas:
Los dos deudores (Lc 7:40-47)
El buen samaritano (Lc 10:25-37)
El amigo que vino a medianoche (Lc 11:5-8)
El rico necio (Lc 12:13-21)
El siervo fiel y el siervo malvado(Lc 12:35-48)
La higuera estéril (Lc 13:6-9)
La moneda perdida (Lc 15:8-10)
El hijo pródigo (Lc 15:11-32)
El mayordomo injusto (Lc 16:1-13)
El amo condescendiente (Lc 17:7-10)
La viuda y el juez injusto (Lc 18:1-8)
El fariseo y el publicano (Lc 18:9-14)
Las minas (Lc 19:11-27)

Parábolas que aparecen solamente en el Evangelio de Juan (en este caso también son alegorías)
El pan de vida (Jn 6:32-58)
El pastor y las ovejas (Jn 10:1-18)
La vid y las ramas (Jn 15:1-8)

Parábolas que aparecen en Mateo y Lucas:
Los dos constructores (Mt 7:24-27; Lc 6:47-49)
La levadura (Mt 13:33; Lc 13:20-21)
La oveja perdida (Mt 18:10-14; Lc 15:1-7)

Parábolas que aparecen en Mateo, Marcos y Lucas:
La lámpara y el almud (Mt 5:15-16; Mc 4:21; Lc 8:16)
Remiendo nuevo en vestidos viejos (Mt 9:16; Mc 2:21; Lc 5:36)
Vino nuevo en odres viejos (Mt 9:17; Mc 2:22; Lc 5:37-39)
Una casa dividida contra sí misma (Mt 12:25-29; Mc 3:23-27; Lc 11:17-22)
El sembrador (Mt 13:1-23; Mc 4:1-20; Lc 8:4-15)
La semilla de mostaza (Mt 13:31-32; Mc 4:30-32; Lc 13:18-19)
Los labradores malvados (Mt 21:33-41; Mc 12:1-12; Lc 20:9-18)
La higuera (Mt 24:32-35; Mc 13:28-31; Lc 21:29-33)

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